El neumático es el único nexo de unión entre el vehículo y el pavimento, por lo que no sorprende que los fabricantes dediquen cada vez más recursos a su desarrollo, aunque también los conductores deben prestar especial atención a su mantenimiento. La duración de los neumáticos depende mucho de la forma de conducción, de la forma de circular, de si se efectúan frenazos intensos etc.
Mantener la presión de inflado es la clave de un buen mantenimiento y de la vida del neumático. Una presión insuficiente es un factor de riesgo, la principal causa de reventón, acelera el desgaste de los neumáticos, comporta un mayor consumo de combustible y un comportamiento poco fiable en las curvas.
La presión de inflado se indica en el manual de mantenimiento del vehículo. La verificación de la presión se hace con los neumáticos fríos y de manera regular cada cierto número de semanas o cada 5000 kilómetros (no después de haber circulado varias horas).
El caucho es un material que se endurece con el paso del tiempo y sus propiedades originales, como la elasticidad y la adherencia, se degradan. También le afectan algunos productos químicos, como disolventes, combustibles y aceites.
Así, la profundidad mínima obligatoria que debe presentar el dibujo en los neumáticos es de 1,6 mm. En caso de impactos y pinchazos recurre a una revisión completa del neumático, incluso en su parte interior. Además, cuando se sustituyen, los nuevos deben ser montados siempre en el eje trasero; la mejor sustitución es la de los cuatro neumáticos a la vez. En resumen, para que un neumático sea seguro deberá tener la presión suficiente, la profundidad de dibujo adecuada y un desgaste controlado. |